
De camino a Murcia y por indicación de un gran "gourmet" nos paramos a comer en Las Pedroñeras. El pueblo, aparentemente, no tiene nada, de nada. Llegamos a la hora de comer y la verdad es que hay nadie por la calle. No es difícil encontrar el lugar, es dónde están los coches buenos del pueblo... con lo que cuesta el restaurante, no me extraña.
Lo que sí me sorprende es ver que está prácticamente lleno, un viernes a la hora de comer!

Menuda semanita llevamos!
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